Intenciones de Misas
Escudo del cister

Escudo Císter

Estamos a finales del siglo XI, más concretamente en 1098. Un grupo de 22 monjes del monasterio cluniacense de Molesmes, abandona su comunidad para formar una nueva en la localidad de Citeaux (la antigua Cistercium romana), próxima a Dijon. Al frente de estos monjes, está el abad Roberto (1028-1111), cuya intención es restaurar la observancia de la Regla de San Benito de Nursia y su prior Alberico (1050-1108). Ambos, junto con Esteban Harding (1066-1134), tercer sucesor como abad de los anteriores, son considerados los fundadores del Císter.

San Benito de Nursia

San Benito de Nursia

Pero antes de continuar, quizás sea prudente y honesto con la historia de nuestra orden, introducir una reseña importante. En el siglo XI surge un movimiento de renovación monástica que manifiesta su disconformidad ante la riqueza, poder y relajamiento que habían adquirido los monasterios cluniacenses.

Una situación, contraria a la que emanaba de los principios de la Regla de San Benito de Nursia, imbuida de la importancia de la espiritualidad, la pobreza y la vida apostólica. Precisamente, la regla que seguían dichos monasterios.

padres fundadores del cister

Fundadores Císter

El abad Roberto, en su nueva comunidad se propone dar un giro a esa situación, retomando de nuevo los preceptos esenciales de la Regla y el rigor en su cumplimiento: la pobreza, la vida apostólica, la oración y el trabajo como medio de sustento, que dará lugar al conocido "ora et labora" que distinguirá a los monasterios de la orden.

En la edad media recibieron el nombre de "monjes blancos", por el hábito blanco o gris que llevaban bajo su escapulario negro, a diferencia de los benedictinos que recibían el nombre de "monjes negros".

habitos ordenes monasticas

Hábitos Monjes y Frailes

También es frecuente la denominación monjes bernardos, por el impulso que dio a la orden Bernardo de Claraval, ya que no sería hasta su aparición en escena, cuando el Císter comienza su imparable desarrollo durante el siglo XII, extendiéndose por Europa central, España e Italia.

La entrada del Císter en la península ibérica suele situarse a mediados del siglo XII. Aunque no existe un acuerdo unánime, suele citarse al Monasterio de Fitero en Navarra, por entonces perteneciente a la corona de Castilla de Alfonso VII, como el primer asentamiento de monjes en 1140, aunque no se tienen datos fidedignos hasta los años 1145 a 1148. Así que, con toda probabilidad, y a tenor de la documentación histórica más fidedigna existente, sea el monasterio de Monasterio de Sobrado, en Galicia en el 1142, el primer cenobio cisterciense en instalarse en la península.

Durante el siglo XII se asientan numerosas comunidades cistercienses que a la postre constituirían monasterios de la orden. Considerando la distribución territorial actual y citando sólo algunos:

Distribución Península Ibérica S.XII

En Aragón se erigen los monasterios de Veruela (1145), Monasterio de Rueda (1202) y Piedra (1194). En Asturias, los de Santa María de Valdedios (1200) y Santa María de Villanueva de Oscos (1162). En Cataluña los de Poblet y Santes Creus (1150). En Galicia, los de Oseira (1148-1151), Sobrado (1142), Melón (1154-1158), Meira (1151-1154), Monfero (1147) y Montederramo (1155-1163).

En Navarra el ya citado de Fitero, Tulebras (1147) -primero de monjas de la península- y La Oliva (1150). En Castilla-La Mancha, los de Monsalud (1165) y Moreruela (1158). En Castilla y León los de Valparaiso (1143), Sacramenia (1162), Valbuena (1153), Huerta (1151), La Santa Espina (1147), Santa María de Rioseco (1171) y Santa María de Bujedo de Juarros (1159).

Alfonso VII

Coronación Alfonso VII

Su proceso fundacional suele ser similar en todos ellos: la donación de terrenos por parte del rey, nobleza o aristocracia para la constitución de una comunidad monástica. En ocasiones con expreso mandato de su adscripción a la orden como condición de dicha entrega, la adscripción y aceptación de la comunidad establecida a la orden asignándola a un monasterio "madre" o "filial", junto con la ampliación o mejora -caso de existir previamente edificaciones- o construcción total de la edificación monástica.

En el caso de los antiguos reinos de Castilla y León, cabe destacar que la actividad promotora de la gran mayoría de los monasterios cistercienses que se establecieron, se encuentran emparentada con un mismo linaje: la casa de Traba, debido, entre otros factores, a su posición de privilegio con el rey Alfonso VII debido al apoyo que dispensaron al monarca.

Hay que tener en cuenta que la instauración de un monasterio, en no pocas ocasiones, respondía a una voluntad por parte del monarca o noble donante, de repoblación y recuperación de la zona, debido a las sinergias económicas y de atracción que provocaba la actividad monacal donde esta se instalaba. Siendo por tanto un elemento de recuperación de la zona en manos de sus promotores.



Fuentes y Bibliografía:
  • Los Promotores de la Orden del Císter en los Reinos de Castilla y León: Familias aristócratas y damas nobles. Raquel Álvarez Alonso. Anuario de Estudios Medievales 37/2.
  • El Císter Ibérico
  • CisterBrihuega.org
  • Fuentes propias

Fechas fundacionales

Las fechas reflejadas, no siempre se ajustan a criterios de rigor histórico contrastado. Ya sea por la falta de documentación existente o porque en ocasiones, las fechas de donación y otorgamiento de los terrenos de edificación e instalaciones, de establecimiento de la comunidad y de su adscripción a la Orden del Císter no están plenamente documentadas o porque únicamente hay existencia contrastada de alguna de ellas.

Bernardo de Claraval

Bernardo de ClaravalBernardo de Clairvaux (Claraval en castellano) fue un monje cisterciense francés y Abad de Monasterio de Claraval. Con él la Orden del Císter se expandió por toda Europa y personalmente pasó a ocupar el primer plano de la influencia religiosa. Participó en los principales conflictos doctrinales de su época y se implicó en los asuntos importantes de la Iglesia Católica.

Fue también un inspirador y organizador de las órdenes militares, creadas para acoger y defender a los peregrinos que se dirigían a Tierra Santa, teniendo una gran influencia en la creación y expansión de la Orden del Temple, redactó sus estatutos e hizo reconocerla en el Concilio de Troyes, en 1128.